Tuesday, August 22, 2006

ADRIANA

Esta líneas fueron escritas mirando la marea de San Antonio Oeste, desde un murito del Inst. de Biología Marina "Alte Storni" en un atardecer del verano de 1992.


Mirando empecinadamente hacia delante, yendo a los tumbos, hasta chocarse, surge el encuentro.

Aprendí a mirar aprendí a sentir, de historias imprescindibles
que rozan el mecanismo de la dicha.

No dejo pasar esa mujer, tan llena de ella, casi tan sola.
Silenciosa y decidora, develando en cada gesto su transparencia hacia el mundo. Su honda recta.

Esa mujer, la veo en el atardecer de la marea, en el vuelo de las aves y en los niños con pies de barro.

Imagino su pelo al viento, dorado con el sol que se pierde, su cuerpo delgado, plateado, como hilo de la marea bajando.
Y veo su alma en el andar de esa abuela caminando en la orilla.

Y su perfume tiene que ver con el mar...
Su voz con el viento
Sus manos con mi paz
Sus ojos con mi alegría
Su aliento con la emoción
Sus piernas con la fuerza
Su pecho con la ternura
Sus hombros con el vértigo
Su cuello con la entrega
Su frente con la claridad
Su boca con la vida
Sus pies con la arena
Su ausencia con el silencio
Su escencia con mi espera
Su música con mis ganas
Su andar con los sonidos
Sus miedos con mi esperanza
Su amor con mi ilusión
Su misterio con mi destino
Su regreso con mi delirio
Su risa con mi locura
Su suerte con la mia
Su mirada con mañana
Su piel con mi piel
Su soledad con la mía
Su teléfono con mi nombre
Su nombre con mi canción
Su hambre con mis ostras
Sus dedos con mi encuentro
Su espera con mi espera

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