Foto: осенняя грусть
La sorpresa recaló de pronto, una mujer bella que no le gusta Sabina ni las poesías.
Cuando ella apareció deslizaba clase de mujer firme. Personalidad de labios sensuales, ojos penetrantes, pelo rizado como doncella y una figura inquietante.
Toda su apariencia me decía mil cosas menos eso. Cómo una mujer madre de todas la cosas, no puede volar en pinceladas de creatividad. Cuando se enamora, cuando extraña y mira el cielo o la lluvia. Cuando imagina un beso enamorado. ¿Cómo es?
En una charla se lo pregunté.
Me miró…me dijo:
-"¿Sabina?"-
Me puso cara de almacenero que te mira por arriba de los lentes.... Luego con fastidio agregó:
-“ No me hables de Neruda, de Borges…No !! Por favor!!”-
-“No lo soporto”- -“No lo entiendo”-
-“Me gustan que me digan las cosas directamente, para qué tantas vueltas”-
-“Que las estrellas, que la luna, siempre lo mismo”-
Otra charla. Tema? La infidelidad.
Le dije: –“Mirá… me parece que esto de pretender que tu pareja sea tu propiedad hasta el final de tus días, me parece el extremo del egoísmo y de la estupidez humana. Espero que con el tiempo se vaya transformando en algo arcaico”-
Murmuró algunas cosas que no recuerdo. Sí me generó que le dijera que la veía con un pensamiento tan rígido que me parecía castrense. Me miró y me dijo:
-“Yo quería ser de la Armada”-
-“¿Qué?”-
-“Sí!!! Los valores de la familia!!”
Algo soltó amarras desde muy adentro y mi voz abandonó el decoro…
- “ De que valores me hablás, se creyeron dioses, desaparecieron personas, mataron inocentes, mujeres embarazadas, robaron chicos-” …
-¡¡De que valores me hablás!!”-
Me miró muy seria y me dijo:
-“ Bueno…de ese tema no quiero ni hablar”-
Hice lo que debía hacer para levantarnos de aquella mesa. Más tarde la despedí y me fui despacio.
Claro y entendido.