Monday, December 25, 2006

A PESAR DE VOS



Foto: Ugly


A pesar de vos
Río / canto / y sueño.

A pesar de vos
Que seguís estando
Y que aquel viento
De locura ya no está

A pesar de vos
Sigo / trabajo/ y alcanzo.

A pesar de vos
Con recuerdos de colores
Y aquel cuello como cima
Y tú pelo hacia atrás como cascada

A pesar de vos
Me enamoro/ proyecto/ y descanso.

A pesar de vos
Tengo música y te veo
Ahora más seria
Pero bella

A pesar de vos
Puedo/ vuelvo/ y puedo.

Sunday, December 10, 2006

LA YEGUA DE RIVERO




Las tardes…sobre todo las tardes, eran muy calientes, quemaban las plantas de los pies, porque siempre andábamos descalzos. Siempre corriendo, había que alcanzar los sueños, eran muchos…cuantos años teníamos? doce…no más de trece.

Chicharra, sol y naranjos. Astucia de niño pobre, ganarle a la pena de cualquier manera. Había que crear, construir sueños que se tocaran. Que se aproximaran al sueño mayor que nunca se alcanza. De eso trataba aquella niñez. Nuestras casas rodeadas de chacras y vecinas madres, pero bien deseadas por todos nosotros.

Nos juntábamos en el corral de chapas, cerrábamos los ojos, levantábamos la cabeza sin mirar, sólo con el sueño de acariciar a la vecina que ese día tocaba, ayer fue la “Pocha” hoy era la “Lucia” Siempre lavaba la ropa con su vestido ancho, que a la sombra volaba y dejaba ver sus bien marcadas piernas, bellas, ondulosas y perfectas.

Jugábamos al fútbol a 200 metros de ella y nadie dejaba de reflejar, de tanto en tanto, alguna mirada natural de deseos bien formados, de desahogos nocturnos, bajos cubijas sin calefacción, de cuartos cercanos y de silencios obligatorios.

Nos poníamos en círculo, el más grande era el que iniciaba la ceremonia como un líder.
“Ahhh… la Pocha” nuestros pequeños miembros ya estaban como lanzas, tomadas desde su tronco hasta su extremo, estoy seguro que nadie se miraba entre nosotros, había algo más allá que era enorme, un mundo de erotismo celestial e imaginado.
El acto no duraba demasiado era casi breve, al mismo tiempo como contagio, se desencadenaba un final coral desafinado, susurrante, grave y monocorde.

Como quien pasara la hoja a un nuevo capítulo, se cambiaba el clima. Se instalaba un puente hacia otra aventura que podíamos hacer: ir a robar naranjas, comer moras, o a correr la yegua de Rivero.



El carro sonaba como “carruaje” y los táchos de leche se golpeaban y una música de campanas metálicas sonaba conocida al paso del lechero Rivero. Él venía montado en un solo pie sobre el estribo, un pequeño rebenque en una mano que nunca usaba. Conversaba con la yegua “ dale chiquita!!.. dale chiquita!!” y el cabeceo del animal parecía contestar.

La “Chiquita” de Rivero tenía la particularidad de relacionarse con los más pequeños. No le agradaba la gente mayor, si alguien se le acercaba resoplaba casi violentamente, por eso era conocida y generaba comentarios en el barrio.




“Hola Chiquita” le decíamos, y agachaba su cabeza con largas clines que le tapaban casi la cara. Hasta podíamos tocarla, a los grandes les caída mal esta acción, en realidad casi les enfurecía. El propio Rivero se ponía de mal humor cuando veía a su “Chiquita” relacionarse tan bien con los más pequeños.

El afán de sexo nos mantenía más que alertas para acercarnos un poquito al sueño de lograr de una vez por todas, aquella idea de penetrar muy adentro de otro cuerpo.

Nos sabíamos niños todavía, la distancia eran largas para llegar a ser grandes, como el hermano mayor de mi amigo Ernesto o como el señor del “Colachata” que traía unas mujeres hermosas, allá al departamento Nro. 7 al otro lado de la calle de tierra. Alguna vez nos acercábamos deslumbrados, ellas bajaban y nos sonreían, incluso el señor un día me regaló una lapicera “Fuente” que guardé como un tesoro por mucho tiempo.

Había un respeto enorme, nunca nos acercamos a sus ventanas, siempre cerradas. Desde la canchita se veía la casa, como un altar, como un templo de ángeles desnudos. De placeres infinitos, de risas, de alegría, de ser grandes y mayores.

Un día apareció aquella idea. Y si agarramos la yegua de Rivero? …ohh sí!!! Contestamos al unísono. Así se comenzó a gestar la aventura más recordada por el “Teco” y por mí.


SIEMPRE CORRER…


Nuestro barrio era una mezcla casitas separadas por pequeñas chacras, galpones con alimentos para las vacas y caballos. Había montes y arroyos de aguas marrones, había naranjos, misperos y granadas, sandías hasta en los fondos de las casas. También un Aljibe que nos calmaba la continúa sed.

La casa de Rivero estaba lejos, pero los corrales de su chacra quedaban pegados a la zona de nuestras correrías. …nada nos costó encontrarnos con su yegua.
Chiquita!!! Dijo Teco.. Élla pastaba mansamente mientras su cola daba giros espantando las moscas de los naranjos. Su boca arrancaba pastos verdes con sonido continuo y acompasado.
Percibió nuestra presencia, con una mirada despreocupada. Ella sin dudas era buena con nosotros. Cómo empezábamos aquella primera vez?
El Teco era peticito pero muy experto en el trato de animales, su papá tenía como todos una chacra y casi todas las labores estaban relacionadas al protagonismo del caballo.

Dame tu cinturón!! Me dijo el Teco. Se acercó lentamente, cuando llegó, la yegua levantó la cabeza como sorprendida, pero siguió pastando.
Puso el cinturón como lazo sobre el largo cogote, mientras acariciaba su lomo y le hablaba “chitooo ..Chiquita, chitooo..Chiquita”
Subite al alambrado!! me dijo con firmeza Teco. Tomé altura a través de los hilos de acero del alambrado como una escalera, el anca de la yegua se me acercaba marcha atrás. En mi panza sentí cosquillas, en mi pantalón crecía el deseo más esperado. Apoyé mi mano sobre la suave piel marrón y sedosa de aquel animal.
Su cola cada tanto levantaba un giro que rozaba mi cara suavemente. Mi ansioso miembro estaba listo y tocaba la tibia vulva, mi otra mano se posó justo al otro extremo del anca. Mis ojos miraban lejos llenos de emoción y de descubrimiento.
El cielo me pareció nuevo, las nubes…que más era aquello? La yegua di un paso atrás y tuve que cerrar los ojos. Sentí un mar sin conocerlo, un vuelo sin haber volado y una paz flotando lejísimo de todo.



Abrí los ojos. El Teco sostenía con fuerza cinturón, quizá con demasiada fuerza, la yegua fue más atrás y yo caí de espaldas. Mis piernas estaban atrapadas entre los alambres de acero y colgaba cabeza abajo, grité pidiendo ayuda. Teco soltó entonces la yegua y vino en mi ayuda. La “Chiquita” asustada por aquella situación se escapó corriendo como flecha.
Las marcas estaban profundas y rojizas sobre mis piernas, no importaba el dolor. Teco!!! El cinturón!!! Le grito a mi amigo, y corrimos buscando a “Chiquita” Ella estaba dentro de un corral. Cerramos la tranquera y decidimos recuperar el cinturón, si no era así, mi madre seguro me daba la “paliza”.

La yegua no estaba tranquila no dejó que nos acercáramos, corrió con el cinturón en su cogote. Nosotros detrás sin poder alcanzarla. Que están haciendo ahí!!! Gritó Don Rivero Tiene una lastimadora en la cara!!! Le contesto. Y los tres corríamos detrás de la “Chiquita” que como nunca se mostraba veloz y firme en su decisión de no ser la yegua mansa que arrastraba el carro, todos los días por el barrio de las chacras.

Sin embargo mi amigo Teco de un salto tomó el cinturón y desviamos el rumbo de nuestra corrida. Aaaaahhhhh!!!! Ya me parecía!!! Degenerados de mierdaaa!!! Ahora nos reíamos, siempre nos reíamos, saltamos el último alambrado y nos paramos a mirar a Don Rivero que todavía corría para agarrar su yegua.

Teco…le digo a mi amigo, vamos al Aljibe, me arde!!! Me tengo que lavar!!! No doy más.
El agua del pozo estaba tan fría como debía, y estaba el pedacito de jabón blanco que el tío del Teco siempre dejaba debajo de una piedra. Mi amigo me volcaba el agua y yo sonreía de satisfacción.

Tuesday, December 05, 2006

ANTELACIÓN Y NOSOTROS




El libro y el amigo: "Gons" Hernán Gonzalo Gareis. http://www.antelacionavos.blogspot.com 25 de noviembre Ciudad de Neuquén.




Tamara. Un sol una caricia...




La bella Yalour



"Gons" con un hijo entre las manos...



Tamara generando recursos para el próximo libro!!



La alegría!!!




Un regalo hecho poesía desde los labios de "Gons" y desde la falda de la bella Yalour





Festejo!!!





Y yo canté...

http://www.antelacionavos.blogspot.com